miércoles, 23 de abril de 2008

Sant Jordi

Es difícil explicar lo emocionante que es vivir este día en Barcelona. Cuando vivía en Mallorca, caía en el error de pensar 'bah, un día del libro como cualquier otro, sólo que allí también se regalan rosas', pero nada de lo que te puedas imaginar o te puedan contar se aproxima a la realidad. Hay que plantarse en el corazón mismo de las Ramblas, rodeado de miles de personas y de decenas de puntos de venta de libros y rosas para comprender mínimamente el profundo sentimiento de esta fecha tan señalada. Un sentimiento casi inabarcable, imposible de explicar con palabras.

Mi primer Sant Jordi lo viví de forma un tanto precipitada. Tenía el horario de tarde en la universidad y encima por la mañana estaba de prácticas, así que sólo puede acercarme hasta el centro de Barcelona al mediodía, con el tiempo justo para dar un paseo por las Ramblas, comer un bocata y comprar una piruleta con forma de rosa para una chica (la timidez me vencía como para comprarle un rosa en sí). Fue apenas media hora, pero el tiempo suficiente para comprender la grandeza de esta tradición. Los demás años ya no me los he perdido, por nada del mundo.

Como casi todo el mundo, tengo la costumbre de autoregalarme un libro cada Sant Jordi. Un año compré uno de 'humor' escrito por Tonino, el ex-reportero de Caiga Quien Caiga, y sinceramente no sé en qué estaría pensando cuando lo hice. Muy buen reportero, muy gracioso y tal... pero escribiendo... mare meva! Otro año me hice con La conjura de los necios y aquí sí puedo decir orgulloso que mi acierto fue rotundo, ya que a la postre se ha convertido en uno de mis libros preferidos, indispensable. Y ya hace dos años compré el que por esas fechas era el último de Eduardo Mendoza, que me pareció muy flojo para lo que esperaba de él. Ahora ha sacado uno nuevo, ¿será mi elegido este año? El resto de años algo he comprado también, pero no lo suficientemente significativo como para recordarlo con certeza. Pensareis... ¿no lo suficientemente significativo, pero en cambio recuerdas el de Tonino? Sí, amigos... es que ese libro marcó para mal un antes y un después en mi vida, si lo leyerais me comprenderíais.

martes, 15 de abril de 2008

Ruido


Han pasado ya 5 años desde la última vez que tuve que estudiar con dedicación, pero el paso del tiempo no ha podido con esa ley no escrita por la cual cada vez que me toca estudiar al Ayuntamiento le da por hacer obras en la calle. Ahora mismo su aspecto es más o menos como el de una calle de Beirut, pero con un poco más de arena. En principio ya ni me molesta, estoy curtido en mil batallas de este estilo... pero en esta ocasión hay que añadir las reformas en el piso de abajo y eso ya no lo llevo tan bien. Apuntalan el techo de tal manera que parece que su intención es hacer un agujero. Con un poco más de ahínco estoy convencido de que lo lograrán, anda que no. Al menos el otro día me ayudaron a deshacerme de un vendedor a domicilio, que vio como estaba el patio, cómo temblaba el suelo, y su discursillo duró medio minuto... Un instinto de supervivencia hizo que ni siquiera insistiera para convencerme, era consciente de que si llego a aceptar el trato se habría arriesgado a quedarse 5 minutos más para concretar el acuerdo. Comprendió rápidamente que no estoy en condiciones de comprar nada cuando es probable que de un segundo para otro mi piso se venga para abajo...

Quería despedirme con un saludo afectuoso al butanero, que cada mañana pone su granito de arena en este caos de ruido.

sábado, 12 de abril de 2008

Salvador


¡Qué hartada de llorar! La historia es por todos conocida, pero la película te hace sentir como un hermano más del protagonista y te hace brotar todas las lágrimas que si aún no habías nacido nunca pudiste derramar por Salvador. Nunca un final triste, por muy esperado que fuera, me había impactado tanto. Podría decir mil cosas más que pasan por mi cabeza en estos momentos, pero me declaro del todo incapaz de transcribir en palabras el asco y la rabia que siento.

Jo no estimo la por, ni la vull per a demà,
no la vull per a avui, ni tampoc com a record;
que m'agrada els somrís
d'un infant vora el mar
i els seus ulls com un ram d'il·lusions esclatant.

I si canto trist
és perquè no puc
esborrar la por
dels meus pobres ulls.

Jo no estimo la mort
ni el seu pas tan glaçat,
no la vull per a avui, ni tampoc com a record;
que m'agrada el batec d'aquell cor que, lluitant,
dóna vida a la mort
a què l'han condemnat.

I si canto trist
és perquè no puc
oblidar la mort
d'ignorats companys.

Jo no estimo el meu cant,
perquè sé que han callat
tantes boques, tants clams, dient la veritat;
que jo m'estimo el cant de la gent del carrer
amb la força dels mots
arrelats en la raó.

I si canto trist
és per recordar
que no és així
des de fa tants anys.

Lluís Llach